Isla Canela, playas y diversión en la Costa de la Luz

Quién le iba a decir al pequeño barrio de Isla Canela, perteneciente a Ayamonte, que iba a convertirse en uno de los principales destinos turísticos de la Costa de la Luz onubense. De sanbor marinero desde siempre, el mar y el río Guadiana han sido la fuente constante de este rincón de Huelva, a las puertas ya de la frontera con Portugal.

Os puedo asegurar que Isla Canela multiplica por mucho su población durante los meses estivales. Si no tenéis la suerte de encontrar hotel en la propia zona, tanto Ayamonte como los hoteles en Isla Cristina, apenas a veinte kilómetros, son estupendos para pasar unas buenas vacaciones de verano en la costa de Huelva.

Hoy en día se ven una gran cantidad de hoteles y otros reclamos turísticos, sin embargo Isla Canela quiere seguir manteniendo su condición marinera. Aún así con la llegada de las buenas temperaturas la Playa de Isla Canela es el marco preferido por los turistas. Aquí podéis disfrutar con playas, campos de golf, paseos en bicicleta, rutas de senderismo, bares, restaurantes, ambiente nocturno, actividades acuáticas…

El Castillo de Peñíscola

Muchos se traen en la memoria la estampa de una ciudad de playas, hoteles y buen ambiente. No es para menos, pues Peñíscola es uno de los grandes destinos turísticos del verano. Sin embargo, desde muchos siglos antes que aquí se pensara en ser un icono de la temporada estival, ya el horizonte de la ciudad estaba dominado por la imponente figura de su castillo.

Si tenéis pensado reservar vuestros hoteles en Peñíscola, seguro que desde cualquier punto de la misma veréis el sólido pñasco sobre el que se asiente la antigua fortaleza. Cuenta la historia que este castillo ha sido, junto al Vaticano y el Palacio de los Papas de Avignon, el único lugar que ha sido Sede Pontificia, hecho que por sí solo ya le hace merecedor de una visita detallada.

Se comenzó a construir a finales del siglo XIII, y apenas se tardaron doce años en concluir las obras. Fueron los caballeros templarios los que corrieron con los gastos, lo que, gracias a sus ingentes recursos económicos en la época, propició que se tardara relativamente poco en la construcción.

Castalla, fin de semana medieval en Alicante

Castalla es uno de esos pueblos idílicos que tiene la provincia de Alicante. Y digo lo de idílico porque por el mismo precio puedes disfrutar de la cercanía del mar y la montaña. Situado apenas a cuarenta kilómetros de la capital alicantina, o lo que es lo mismo, de la Costa Blanca, su historia, su arte y su cultura nos llevan a situarnos en uno de los rincones más hermosos de la región valenciana.

Si tenéis reservados vuestros hoteles en Alicante, Castalla sería una excursión perfecta. Nada más acercarnos a la población, destacará en el corazón de su horizonte la silueta de su castillo, situado sobre una colina a 680 metros de altura. Porque el paisaje que rodea a Castalla es un paisaje de montaña, con los picos del Maigmó, el Catí y Argenya merodeando por la zona, para que podamos hacer rutas de senderismo, escalada, descenso de barrancos, etc…

El Castillo de Castalla se construyó en el siglo XI, siendo un bastión importante durante la reconquista. Su aspecto actual, sin embargo, data del siglo XVI, destacando especialmente la Torre Grossa o Torre del Homenaje. Sí que debió ser espectacular lo que hoy se conoce como el Palau, un recinto construido entre los siglos XIII y XV, y en el que hoy puede verse la Torre Prima y una enorme sala abovedada.

Oviedo, la bella de Asturias

Es la capital del Principado de Asturias y ya se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos por lo que los vuelos a Oviedo son una de las búsquedas más frecuentes enla web para encontrar las mejores ofertas para las próximas vacaciones de verano.

Hoy es una moderna ciudad de servicios administrativos y universitarios donde el comercio se ha convertido en su sector económico fundamental. La historia relata que la ciudad se levantó sobre una colina que los romanos llamaban Ovetao. Su fundador fue el rey asturiano Fruela.

Sant Jordi de Ses Salines, mar y naturaleza en Ibiza

Apenas a unos cinco minutos al sur de Ibiza se halla la pequeña población de Sant Jordi de Ses Salines, uno de esos maravillosos destinos turísticos de playas y calas en la isla. Aquí la naturaleza también está presente, con el Parque Natural de Ses Salines, un lugar estupendo que, para colmo, está junto al aeropuerto. Lo que se dice llegar y besar el santo o, en este caso, el paraíso.

Sant Jordi de Ses Salines posiblemente sea uno de esos lugares imprescindibles que debéis visitar si estáis planificando vuestros viajes a Ibiza. Y son muchos los motivos, realmente. Su nombre le viene de la iglesia del mismo nombre construida en el siglo XV y que se levanta en su población de pequeñas casitas blancas, muy al estilo ibicenco, que se asoman al mar. Un rincón muy bullicioso pero, que a la vez, ha sido eternamente tradicional.

La propia iglesia, que a simple vista parece una pequeña fortaleza, es de un blanco prístino. Sus almenas, que parecen esconderse tímidas tras las palmeras, recuerdan los tiempos en los que los piratas berberiscos hacían de las suyas por estas costas. Venían en busca de la preciada sal de esta población, que contaba con varios estanques donde se depositaba el blanco elemento. Se cree que lo vienen haciendo desde mediados del siglo XVI.

Puerto de la Cruz, vacaciones en Tenerife

En la costa oeste de la isla de Tenerife se halla una de las ciudades con más encanto que me encontré en el archipiélago canario. Está claro que todo es cuestión de gustos, pero os puedo asegurar que fue uno de los rincones en los que mejor pude degustar el sabor tradicional de la hospitalidad y el mar canario.

Puerto de la Cruz, con sus altas palmeras y su brisa fresca. Recuerdo que llegamos a la isla de Tenerife en uno de los tantos cruceros familias que llegan a las Canarias. Desde Santa Cruz de Tenerife apenas hay unos 35 kilómetros hasta Puerto de la Cruz, atravesando Tacoronte y La Orotava, otros rincones hermosos tinerfeños.

Puerto de la Cruz, aunque muchos acudan principalmente a sus playas, es un destino que abarca mucho más. Podemos pasear por su encantador centro histórico para visitar la Ermita de San Amaro, construida a finales del siglo XVI y situada muy cerca de la Playa de Martiánez. Precisamente unos pasos más allá llegamos al famoso Lago Martiánez, diseñado por César Manrique, con restaurantes, jardines, todo muy turístico.

Portinatx, turismo de familia en Ibiza

En el extremo norte de la isla de Ibiza, a unos treinta kilómetros de la capital, y tras atravesar Sant Joan de Labritja, se halla Portinatx, uno de los grandes paraísos turísticos ibicencos en los que el mar, con sus playas y calas, es el auténtico protagonista. Ideal para el turismo en familia, Portinatx cuenta con numerosas posibilidades de ocio.

Os recomendaría reservar cuanto antes vuestros hoteles en Ibiza, ya que esta zona es muy turística y seguro que así aprovecháis mejor las distintas ofertas. En Portinatx hay tres playas que son las que acaparan principalmente el turismo de la zona.

En primer lugar tenemos S’Arenal Gros, la más grande las tres (aunque aquí decir grande supone estar hablando de una playa de 120 metros de longitud). El entorno natural que la rodea es bellísimo, y su oleaje es moderado. Eso sí, suele estar bastante concurrida, aunque el ambiente por lo general es familiar, gracias a que su alrededor se hallan muy buenos restaurantes, lo que quiere decir que no es la típica cala aislada de la isla.

Carratraca, turismo rural y de balneario en Málaga

La Costa del Sol y la provincia de Málaga es posiblemente uno de los principales destinos turísticos para el próximo verano. Serán miles los turistas tanto nacionales como extranjeros que se acerquen en los próximos meses por este paraíso de sol y playas. Sin embargo, no todo tiene porqué ser estar tumbados al sol o dándonos un chapuzón en el mar o la piscina.

Si tenéis reservados vuestros hoteles en Costa del Sol hoy os queremos recomendar una pequeña excursión por la provincia de Málaga. Nos acercamos hasta el pueblo de Carratraca, situado apenas a cincuenta kilómetros al norte de la capital malagueña. Enclavado en la Sierra de Ronda y a las puertas del Valle del Guadalhorce, Carratraca es una excusa más para pasar las vacaciones al sur de Andalucía.

Carratraca es un pueblo blanco situado en una preciosa alfombra verde que invita especialmente al turismo rural. En él podéis visitar monumentos como la Iglesia de Nuestra Señora de la Salud, construida a principios del siglo XIX, además de la Casa de Doña Trinidad Grund, hoy convertida en el Ayuntamiento de Carratraca, y su Plaza de Toros, de mediados del siglo XIX, una de las más antiguas de Málaga.

Playas en Torremolinos

Torremolinos es uno de los destinos de verano de toda la vida, ¿verdad?. ¿Para qué cambiar, entonces?. La Costa del Sol es un éxito seguro para nuestras vacaciones. Playas, buen ambiente, hoteles y apartamentos para todos los gustos, ciudades pintorescas… Torremolinos apenas se halla a quince kilómetros de Málaga y a diez minutos del aeropuerto. ¿Os imagináis pasar allí vuestro próximo verano?.

Si así lo tenéis pensado hay que decidirse ya por algunos de los hoteles en Torremolinos, ya que más tarde quizás no podamos contar con tantas ofertas de alojamiento. De allí a sus playas solo hay un paso. Su línea de costa tiene más de siete kilómetros de arenas doradas, paseos marítimos, bares, restaurantes y rincones para darse un chapuzón o practicar submarinismo.

Una de las playas más concurridas es la de Bajondillo, sobre todo porque se halla en pleno paseo marítimo de Torremolinos. Una playa de poco más de un kilómetro de extensión que cuenta con zona de juegos para niños, tumbonas y sombrillas de alquiler para tomar el sol, duchas y servicios e instalaciones para jugar al voley-playa.

Borau, a los pies de los Pirineos en Huesca

A pesar del frío que pasamos, y eso que solo estábamos a mediados de octubre, tengo que reconocer que disfrutamos muchísimo en el pequeño pueblo de Borau, situado a unos 85 kilómetros al norte de Huesca, a los pies de los Pirineos, muy cerquita de Aísa y de la estación de esquí de Panticosa. Una pequeña casa rural en el centro de Borau nos sirvió para poder disfrutar de un fin de semana de aire puro.

Borau es muy tranquilo, un delicioso pueblo de piedra que se halla junto al río Lubierre. Siendo especial predilección por este tipo de rincones empedrados. Precisamente la casa en la que nos alojamos, con su chimenea, era toda de piedra. Un laberinto de callejuelas angostas sirven de marco al corazón de Borau, calles que van buscando el rasgueo silencioso de su Iglesia de Santa Eulalia, del siglo XVI, que domina el racimo de casas de la población.

Al llegar a la iglesia divisas una panorámica preciosa del pueblo, con sus oscuros tejados de pizarra y el humo que exhalan sus chimeneas. En su interior hay que destacar el Crucificado del siglo XVII.