El Museo Aragonés de Paleontología en Teruel

Museo Aragones de Paleontologia

Museo Aragones de Paleontologia, Teruel

Hay un movimiento social muy conocido, surgido en noviembre de 1999, que lleva por nombre Teruel Existe y cuyo fin es desde entonces reivindicar inversiones e infraestructuras para esta provincia, así como dar a conocer todos sus encantos y atractivos, que en realidad son muchos y muy variados.

En este último sentido estamos ante un destino tan variopinto e interesante que viajar a Teruel con niños se ha convertido incluso en una magnífica experiencia. Y no solo lo decimos por el famoso parque cultural, científico y de ocio de Dinópolis situado aquí, sino también por lugares como el Museo Aragonés de Paleontología.

El museo precisamente se encuentra integrado en la oferta de ocio de Dinópolis, un lugar para ir con los más pequeños y al que te recomiendo que reserves al menos un día entero. El espacio museístico presenta un recorrido a lo largo del tiempo geológico mediante la exposición de una serie de ejemplares, originales y réplicas de los principales grupos fósiles.

Dinópolis, el mundo de los dinosaurios en Teruel

Dinopolis

Acabo de leer que Dinópolis está a punto de llegar a los dos millones de visitantes… ¿Cómo?, ¿que no sabéis lo que es Dinópolis? Pues posiblemente os estáis perdiendo uno de los mejores lugares en España y Europa para conocer todo sobre el mundo de la paleontología y los dinosaurios.

Nacido a finales de los noventa e inaugurado en el año 2001, Dinópolis es un parque cultural, científico y de ocio situado en Teruel, que se complementa con seis museos repartidos en distintas poblaciones (Peñarroya de Tastavins, Galve, Rubielos de Mora, Castellote, Albarracín y Riodeva)

En el interior de Dinópolis podemos visitar el museo, que alberga magníficas reproducciones y fósiles originales de distintos continentes, y la zona dedicada enteramente al ocio, con el Sauriopark, la Paleosenda o el simulador 4D Terra Colossus entre otros atractivos.

Las murallas de Albarracín

Murallas de Albarracin

En tiempos de los musulmanes en España, la familia bereber de los Banu Razín creó un auténtico estado independiente, luego controlado por el rey musulmán de Murcia. Un pequeño reino de taifa del que precisamente hoy procede el nombre de uno de los pueblos más bonitos y singulares de España.

Albarracín es Monumento Nacional desde 1961 y es la disposición del terreno la que tal vez marca el recorrido por el pueblo. O bien son las emociones y los recuerdos que nos llevan de nuevo hasta allí, uno de esos destinos que quedan marcados en la memoria por su carácter y su impronta.

Si tenéis pensado hacer turismo en Albarracín nada mejor que subir por sus vertiginosas murallas, las que rodean el perfil medieval del pueblo. Un lugar emplazado por la silueta de tres castillos: el principal, de murallas sin torres; el del Andador y el de Doña Blanca. Hoy pueden verse fácilmente los tres caminos que conducen hasta cada uno de ellos.

Albarracín, de los pueblos más bonitos de España

Albarracin

En muchas ocasiones he visto a Albarracín en las listas que catalogan a los pueblos de España más bonitos. Tengo que reconocer que no tuve la ocasión de visitarlo hasta hace unos meses, pero ahora puedo decir que las listas no se equivocan en absoluto.

Situado apenas a 40 kilómetros al oeste de Teruel, en un lugar para muchos recóndito, Albarracín como pueblo está declarado Monumento Nacional desde 1961. Ya de por sí la disposición geográfica en la que se halla encajonado merece su reconocimiento. Con algo más de mil habitantes, es un lugar estupendo para pasar por ejemplo unas vacaciones de fin de semana.

El río Guadalaviar rodea casi completamente el casco histórico. Las calles estrechas y empinadas nos invitan a disfrutar de rincones muy pintorescos. Comenzamos en la Plaza Mayor, en la que se encuentra el Ayuntamiento, construido entre los siglos XVI y XVII. Desde esta plaza podemos tomar cualquiera de las callejuelas que se abren a nuestro paso, en un circuito de casonas nobiliarias.

La Ruta del Cid en Teruel

Albarracin

La Ruta del Cid es un itinerario turístico y cultural que sigue los pasos de Rodrigo Díaz de Vivar a través del Cantar del Mío Cid, uno de los grandes poemas épicos de la literatura universal. Es una ruta que se puede recorrer en coche o a pie. Hay muchas historias sobre la presencia del Cid en la provincia de Teruel. La historia y la leyenda se combinan en el Cantar a la hora de hablar de Teruel.

Se puede ir caminando desde los pueblos de Cella a la Puebla de Valverde, a través de la Ruta de los Ojos Negros. También hay otras tres rutas circulares, la de Montalbán, la del Maestrazgo y la de Morella, estas dos últimas que comparten tierras con Castellón. La ruta entre Montalbán y Calamocha nos lleva a través de lugares de gran belleza, como Martín del Río, una zona muy escarpada por donde pasa el río Martín.

Desde Calamocha la ruta nos lleva hasta el pueblo de El Poyo del Cid, un lugar muy frecuentado por el héroe. Una estatua del Campeador da la bienvenida a los visitantes y les recuerda el glorioso pasado de la población. En junio, el Poyo organiza fiestas populares para conmemorar los hechos del Cid en la zona.

Alcalá de la Selva, bello paisaje en Teruel

Alcala de la selva

Teruel es una provincia que lleva años reivindicando su existencia. Y es que se trata de una provincia que recaba poca atención desde el gobierno central y autonómico (por ejemplo, no posee ni un sólo kilómetro de autopista o autovía en sus tierras) y por ello, pese a sus maravillosos rincones, está desde hace años reclamando la atención del resto de España.

Pero pese a ser una de las provincias “olvidadas” del estado español, Teruel existe, sí, y posee en sus territorios grandes atracciones turísticas como el pueblo que hoy presentamos, Alcalá de la Selva.

El municipio se situá en la Sierra de Gúdar, con el río Alcalá a sus pies y unas fértiles huertas a las orillas del Alcalá. Hoy día Alcalá de la Selva es uno de los principales atracciones de invierno de Teruel y es que sus paisajes no tienen igual. Muchos senderistas, caminantes o simplemente muchas personas que les gusta disfrutar de hermosos paisajes van a pasar un fin de semana a dicho lugar.

El pueblo, con calles y callejuelas que poseen aún un aroma morisco, presenta una impresionante muestra de arte sacro en la iglesia de San Simón y San Judas, de finales del siglo XVI. El catalogo patrimonial de la localidad se redondea además con el santuario de la Virgen de la Vega, una bella edificación que podemos ir a ver después de visitar la ermita de Loreto.

Hay que decir que su entorno montañoso es muy rico en manantiales. A tan sólo tres kilómetros de la localidad podremos llegar al comentado santuario de la Virgen de la Vega, edificación del siglo XVIII que conserva entre sus paredes la tan venerada imagen románica.

Pero no podemos acabar el post sin recomendar una de sus fiestas más populares y atractivas. Se trata de su fiesta de moros y cristianos, el cual se celebra todos los años el día 8 de septiembre y que, como ocurre en muchas otras localidades, representa las viejas rencillas de los dos pueblos.

Foto Vía: patricia.mg