Real Monasterio de Santa Clara en Tordesillas

Más que la imagen en sí del monasterio, es la historia que encierran sus muros. Piedras calladas que guardan en silencio el dolor de Juana la Loca y los devaneos amorosos del rey Pedro y su esposa secreta, María de Padilla. Cuando uno visita el Monasterio de Santa Clara en Tordesillas sabe que acabará rodeado de cientos de sombras y leyendas.

Pero, además de estas historias, no podemos por menos que admirar también la belleza del conjunto. Se trata de uno de los ejemplos mudéjares más bonitos que quedan en España. Fue fundado en 1363 por la infanta Doña Beatriz, hija de Pedro I, aunque la iglesia que veréis fue un añadido posterior, de principios del XVI. Una boda allí debe ser muy especial, ¿verdad?.

Porque, más que un monasterio, hay que tener en cuenta que estamos ante el palacio que se construyó en Tordesillas Alfonso XI. Hoy se le llama así al conjunto que forman el palacio, el convento de las clarisas y los baños árabes. Ni que decir tiene que es uno de los edificios mudéjares más interesantes de Castilla y León.

Tordesillas, balcón de la historia de España

Tordesillas

Siempre me han gustado las ciudades y pueblos que te hacen volver al pasado, a rememorar las historias y leyendas que han cruzado España de parte a parte. Pasear por rincones cargados de momentos históricos, sentir la presencia y la sombra de los siglos correteando en cada esquina. Es lo que me ocurre cada vez que visito Tordesillas

Aquí donde el Duero pasea lentamente una y otra vez, donde el olor a viejo sube por las paredes como un reguero de tiempo. Nada más cruzar el puente medieval que me acerca a la historia y la leyenda de sus piedras siento cómo late la sangre de España bajo mis pasos.

Aún pueden escucharse los lamentos de Juana I de Castilla llegando a Tordesillas con el cadáver de su esposo, Felipe el Hermoso, una trágica noche de marzo de 1509. Felipe lleva muerto dos años, pero el dolor de Juana no le permite enterrarlo. Jamás volvería a salir de Tordesillas, cruzada por la pena y la soledad, con lo ancha que es Castilla…