Puerto de las Nieves, villa marinera en Gran Canaria

Puerto de las Nieves

Dicen en Gran Canaria que si te quieres bañar en la época del año que a ti te de la gana debes ir al Puerto de las Nieves. Yo creo que lo de bañarse lo podemos hacer en cualquier punto de la isla, pero el dicho nos lleva hasta aquí, y allá que nos vamos.

Un grupo de gaviotas blancas sobrevuelan los cafés del muelle. Se respira un aire tranquilo, y no porque estemos a finales de abril, preámbulo del verano, sino porque Puerto de las Nieves es un pueblo local y marinero. Un lugar de sabor a mar y atardeceres que se esconden tímidos entre los acantilados.

Si tenéis pensado reservar vuestros vuelos Gran Canaria online este pequeño paraíso se halla junto a Agaete, 35 kilómetros al oeste de Las Palmas a través de la carretera de la costa. Sentarse en alguna de las terrazas de los cafés es una de las actividades turísticas más placenteras que pueden hacerse…

… y en Puerto de las Nieves tenemos la oportunidad. Disfrutar de la vista sin disimulo, tomando el sol en la pequeña playa del puerto, tapeando unas papas arrugadas con un buen vino de la tierra y charlando animadamente con los lugareños, que se afanan en preguntarte cosas de la península.

En Puerto de las Nieves tal vez incluso os inviten a salir a pescar o a hacer una pequeña excursión en barco. Es el mar frente al acantilado, es el sonido de las gaviotas al fondo y el sol colgado del azul del cielo. La tranquilidad de saborear todos los colores y el bullicio del ir y venir de la vida.

Puerto de las Nieves es una típica villa marinera de pescadores. Ahora se puede caminar por el paseo marítimo, comer un caldo de pescado en alguno de sus restaurantes, visitar tiendas, galerías de arte, la Ermita de las Nieves del siglo XVI o los restos del Dedo de Dios que destruyó la tormenta Delta en el año 2005.

Con la llegada del verano todo se revoluciona. El paisaje se vuelve más inquieto, la playa se llena, los restaurantes no dan abasto. Pero esta es la vida que le ha tocado a este pequeño pueblo, y no queda otra. Disfrutarlo así, tal como es, ese es el encanto.

Foto Vía El Patio Agaete

 

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