La Caldera Blanca en Lanzarote

Caldera Blanca

¿Os imagináis un cráter de más de 1.200 metros de diámetro?. Un cráter de un volcán extinto en este caso y al que se puede subir fácilmente para ver toda su extensión. Esta maravilla de la naturaleza lo tenemos al noroeste de la isla de Lanzarote, y se trata de la Caldera Blanca.

Posiblemente sea uno de los lugares más curiosos que podamos encontrarnos. Si estáis mirando vuestras ofertas de vuelos a Lanzarote, además de las típicas playas esta isla ofrece un compendio del mejor turismo de volcanes que podemos hacer en España. Precisamente la ruta que nos lleva hasta la caldera es una de las más significativas a este respecto.

Resulta más que interesante comprobar los efectos que la lava solidificada ha ido dejando a lo largo de los siglos en el paisaje. Un lugar que, por cierto, vendría fenomenal para filmar alguna película de extraterrestres. Un silencio inquietante y un mar de lava negro a nuestro alrededor.

Si venís en verano es recomendable traer agua y protección solar, porque no hay ningún espacio para la sombra. La caminata hasta la cumbre de la caldera es empinada, de ahí que necesitemos botas propias para hacer senderismo. A medida que vamos subiendo se nos irá abriendo una preciosa vista de la isla.

Una vez arriba preparad vuestra cámara de fotos porque la estampa que se nos presenta es sencillamente sobrecogedora. Más de un kilómetro de diámetro y varias tonalidades de colores a nuestros pies. Resulta increíble imaginar que hace algo más de dos siglos todo esto estuviera cubierto de lava.

La ruta hacia la Caldera Blanca se enclava dentro del Parque Natural de los Volcanes. A pesar de sus 458 metros, no es el punto más alto de la isla, pero sí uno de los más espectaculares, especialmente por el paisaje que nos rodea. Un entorno lunar en el que se alterna el negro de la lava y los caminos de tierra.

Para llegar hasta Caldera Blanca hay que tomar como punto de referencia la localidad de Mancha Blanca, veinte kilómetros al norte de Arrecife. Desde aquí ya podemos iniciar la ruta a pie, ascendiendo a la caldera. Merece la recompensa el esfuerzo, tanto por las vistas como por el cráter que se abre a nuestros pies.

Foto Vía Wikiloc

 

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