Cuando uno se va de vacaciones a Mallorca no puede volverse a casa sin una buena ensaimada. Posiblemente sea uno de los productos típicos mallorquines más conocidos. Todavía recuerdo mis paseos por Palma bien temprano, con el olor de las ensaimadas recién hechas en las pequeñas puertas de alguna pastelería o panadería. Y es que no hay nada como tomar a esa hora uno de estos dulces.
Si tenéis reservados vuestros hoteles en Mallorca tal vez os la pongan incluso de desayuno. La auténtica ensaimada es la que tiene forma de espiral, y parte desde el centro de la misma. Aunque claro, al estar elaboradas a mano cada maestrillo tiene su librillo, y no todas son idénticas. El sabor intenso durante su elaboración es algo que, como os digo, siempre recordaré de las calles más antiguas de Palma.
Mientras estaba en una de estas pastelerías para comprar una de ellas, su pastelero me contó un poco de la historia de las ensaimadas. Al parecer el origen es un tanto incierto, aunque se cree que los primeros que la elaboraron fueron los judíos o los árabes, de ahí su forma en espiral tal vez imitando a los turbantes que tendrían que ser la moda imperante de aquella época, ¿verdad?.