Miraflores de la Sierra, invierno al norte de Madrid

Dentro de poco la nieve empezará a golpear las puertas y ventanas de Miraflores de la Sierra. El frío pasará sus vacaciones de invierno en este pueblo al norte de Madrid, y cubrirá con su abrazo blanco calles y tejados. Es una imagen que se repite año tras año, pero que no deja de ser nunca conmovedora y romántica.

Porque la nieve y Miraflores de la Sierra es uno de los recuerdos que se me vienen a la mente cuando evoco el invierno de la sierra norte de Madrid. Algún día volveré a pasear por sus calles, su paisaje, volveré a tocar con la punta de los dedos la piedra fría y no me resistiré a la tentación de meter la mano en el agua helada de la fuente. Yo que vosotros, reservaba algunos de los vuelos que os llevan a Madrid, y desde allí buscaría el encanto pintoresco de Miraflores.

La Sierra de Guadarrama te da la primera bienvenida, escoltado por la imponente mirada de La Najarra. Con sus más de dos mil metros, nada ni nadie queda fuera de su vigilancia de blanca naturaleza. A pesar de todo, Miraflores te hace olvidar la presencia constante de esta atalaya natural, mostrándote un hermoso casco antiguo de casas serranas de piedra, fuentes y calles recoletas.

El Ayuntamiento, la Plaza de Toros, la Casa de la Cultura… y fuentes, muchas fuentes, por doquier. La Fuente Nueva, la del Aguadero, la del Hosopitalillo, la del Pilar… Miraflores de la Sierra es un pequeño paseo por la Plaza de España, la Estación, la Carretera de Rascafría, la Fuente del Cura, la Gruta de Nuestra Señora de Begoña, y muchos otros atractivos que la hacen pintoresca y francamente acogedora.

Si a esto le unes que Miraflores de la Sierra se halla en pleno cruce de caminos de los puertos de La Morcuera y Canencia, solo queda dejarte llevar por una naturaleza de montaña, agreste y peculiar. Yo la recuerdo en invierno, blanca, cristalina, pero tal vez para disfrutarla plenamente lo mejor sea ir en primavera o en otoño. Rutas de senderismo y cicloturismo, bellos paisajes que harán las delicias de grandes y pequeños.

No es de extrañar, entonces, que todo un poeta como Vicente Aleixandre pasara en Miraflores de la Sierra largas temporadas, buscando en la exhuberancia de su paisaje, en el marco de sus piedras, ese secreto que todo poeta apenas comparte con el universo de sus palabras.

Foto Vía Choose Spain

 

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