La Carretera de la Cabra en Granada

Carretera de la Cabra

Granada no solo es tierra de historias y leyendas, de murallas nazaríes y arquitectura renacentista. Si alguno de vosotros ha tenido la oportunidad de recorrer su provincia, habrá podido toparse con un paisaje espectacular, lleno de pueblos pintorescos y una naturaleza sobresaliente.

Hoy os proponemos que reservéis vuestros hoteles baratos en la capital granadina y nos acompañéis en coche o en moto por una de las rutas más llamativas de esta provincia. Se trata de la Carretera de la Cabra, un viejo camino serpenteante desde el que disfrutar de algunas de las mejores vistas de la zona.

Durante todo el recorrido el Mediterráneo pintará de un azul intenso nuestro horizonte. Esta carretera ha sido desde siempre el nexo de unión entre Granada y la costa. Han sido miles y miles de granadinos los que la han cruzado a lo largo de los años en busca del mar y las vacaciones. A su alrededor, pueblos pintorescos, típicamente andaluces, y alguna que otra venta de carretera para endulzar nuestro paladar con lo mejor de la gastronomía granadina.

La Carretera de la Cabra baja desde Granada hasta Almuñécar. Nada más salir de la capital granadina, la A-44 nos lleva al primer hito en nuestro camino, el puerto del Suspiro del Moro. Cuentan las leyendas y las tradiciones que fue aquí, en este punto exacto, a 14 kilómetros de Granada, donde Boabdil lloró la pérdida del reino nazarí en su camino hacia el exilio.

Desde aquí pueblos como Javena, Otívar y Fornes salen a nuestro paso. Pueblos de montaña, de calles empedradas y sinuosas, casas enormemente blancas, radiantes ante la luz del sol, andaluzas. Sus viejas iglesias y el encanto cautivador de su tranquila belleza hacen que nos detengamos un momento en ellos a reponer fuerzas.

A decir verdad os recomiendo esta ruta especialmente en primavera. Los valles y las fértiles tierras llenas de almendros de la Vega granadina inundarán vuestros ojos de un color francamente especial. En invierno, en ocasiones, se torna algo inaccesible y peligrosa, pero con la vista puesta en las escarpadas montañas cubiertas de nieve, el contraste entre el mar y la montaña es fascinante.

La naturaleza viva de esta ruta hace que, con suerte, por el camino se nos cruce algún pequeño jabalí o sobrevuelen nuestras cabezas diferentes especies de aves rapaces. Esta misma naturaleza hace que nos encontremos señales que indican la existencia de rutas de senderismo, como la del Barranco Arroba, ocho kilómetros de pista forestal ideales para respirar el suave aroma de estas montañas.

Foto Vía Otros Caminos

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