Esterri d’Aneu, turismo de encanto en el Pirineo catalán

Ahora que se acercan las vacaciones de invierno lo más probable es que muchos de vosotros tengáis ya pensado vuestro próximo destino. Son unos días en los que bien podemos elegir entre el turismo rural o la nieve, pasando por una escapada más veraniega en busca del sol. Yo prefiero la tranquilidad de un pueblo con encanto, a ser posible de estampa blanca, cerca de algún resort de esquí y así disfrutar también de este deporte.

Es lo que el año pasado me ofreció el pequeño pueblo de Esterri d’Aneu, posiblemente el rincón más importante del Vall d’Aneu, en el Pirineo catalán, muy cerca ya de la frontera con Francia y a unos 155 kilómetros al norte de Lérida. Reservamos nuestros hoteles en Baqueira (la estación de esquí está a menos de veinte minutos en coche de este pueblo) y desde allí, en una excursión por los alrededores, dimos con Esterri d’Aneu.

Este pueblo es un pequeño encanto de piedra a orillas del río Noguera Pallaresa, que corre frío y cristalino por todo el valle. Precisamente el puente medieval que se asoma al curso de agua es uno de los puntos de interés de la población. Fue construido en el siglo XIII en estilo románico y tiene 28 metros de longitud por 9 de alto. Asomados a él la belleza del lugar es gratamente silenciosa.

Frente al puente se halla la iglesia principal del pueblo, la de Sant Vicenç. Construida en el siglo XVIII, no es demasiado grande, ya que consta de una sola nave y seis capillas laterales. Curiosamente esta es la iglesia nueva, ya que paseando dimos con la fachada (el único resto que queda ya) de la vieja Iglesia de Sant Vicenç, construida en el siglo XV.

El paseo por Esterri d’Aneu es muy agradable, sobre todo si queréis pasar unas vacaciones relajadas y con encanto. Pueblo de piedra, con tejados de pizarra, y a orillas de un río. La excursión la podéis completar con la visita a otros pueblos de los alrededores, como Gil (a 9 kilómetros), la Guingueta, mucho más cerca que el anterior, con el Pantano de Torrassa, Escaló y Espot, un rincón muy turístico del turismo invernal en el Pirineo catalán.

Foto Vía Angel y Marta

 

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