Cáceres, el recuerdo de un pasado de esplendor

 Caceres

En el centro de Extremadura se halla la imponente ciudad de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad desde 1986 y Lugar de Interés Histórico Artístico desde 1949. Al acercarnos al casco antiguo nos daremos cuenta de sus cálidas paredes de piedra arenisca de color amarillo. Sólo hay tres puertas que permiten la entrada a los vehículos, y otras cuatro que son peatonales.

Si os gusta pasear, el centro de Cáceres se puede recorrer en más o menos una hora. Veremos en total 22 torreones y más de setenta edificios, palacios, iglesias y museos que os animaos a visitar. Comenzaremos nuestra visita en la Plaza Mayor, justo fuera de las murallas medievales. Desde sus cafés y restaurantes ofrece una magnífica vista de la ciudad. Esta plaza es el punto de encuentro de Cáceres.

De allí vagaremos por las estrechas y sinuosas callejuelas, de las que es imposible perderse. Veréis edificios monumentales, de gran belleza. Me da por pensar y preguntarme dónde vivía aquí la gente humilde. Intrigado por ello, lo mejor es visitar el museo de la ciudad, situado en la Casa de las Veletas, un gran edificio a la derecha del casco antiguo.

Allí veremos exposiciones que abarcan desde la prehistoria hasta la actualidad. Los romanos tenían una población aquí a la que llamaban Norba Caesarina, aunque ya nada sobrevive de ella. Los árabes también estuvieron en Cáceres, aunque curiosamente, poco queda de su tiempo. La excepción es la cisterna que se halla bajo el museo, que todavía almacena agua.

Cáceres es una ciudad que comienza prácticamente a existir a partir del siglo XV. En 1229 el rey Alfonso IX reconquistó la ciudad a los musulmanes. Y fue posteriormente cuando construyeron las murallas que hoy vemos para defenderse de los ataques de los árabes, quienes trataron de recuperar la ciudad los dos siglos siguientes.

 Torre Bujaco

Pronto la ciudad se convirtió en un importante centro comercial, por lo que los ricos comerciantes comenzaron a construirse casas nobiliarias en el centro. En 1476, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, ordenaron demoler muchos de los edificios para que no hubiera tantas envidias en la ciudad.

Un grupo de edificios que sobrevivieron se escondieron bajo las murallas de Cáceres. Se trata del antiguo barrio judío, hoy Barrio de San Antonio. Los judíos fueron trasladados fuera de los muros en 1478, a una nueva zona en torno a la calle Pintores. En 1479 había 130 familias judías en la ciudad, un porcentaje considerable si tenemos en cuenta que la población total era de dos mil personas. Sin embargo, en 1493 ya no había ninguno, ya que todos fueron expulsados de España.

Después de unos años, los aristócratas de Cáceres comenzaron a construir nuevos edificios, casas y palacios cada vez más imponentes. Por tanto, la mayor parte de lo que se ve hoy en día es a partir de este periodo, y hasta el siglo XVI, cuando las riquezas de las colonias españolas fueron menguando.

Cáceres, como veis, duerme inalterdad durante 300 años, hasta que en 1948 se la declaró auténtico patrimonio de interés histórico artístico. Así pues, esta es Cáceres, una ciudad construida para satisfacer la vanidad de algunas familias nobles. Los campesinos vivían fuera de sus muros. Era una ciudad de fantasía, que hoy abre sus puertas para contemplar la fascinanción de la riqueza de los siglos. Visitar Cáceres es volver al siglo XV en España.

Fotos Vía Herzeleyd

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