Tordesillas, balcón de la historia de España

Tordesillas

Siempre me han gustado las ciudades y pueblos que te hacen volver al pasado, a rememorar las historias y leyendas que han cruzado España de parte a parte. Pasear por rincones cargados de momentos históricos, sentir la presencia y la sombra de los siglos correteando en cada esquina. Es lo que me ocurre cada vez que visito Tordesillas

Aquí donde el Duero pasea lentamente una y otra vez, donde el olor a viejo sube por las paredes como un reguero de tiempo. Nada más cruzar el puente medieval que me acerca a la historia y la leyenda de sus piedras siento cómo late la sangre de España bajo mis pasos.

Aún pueden escucharse los lamentos de Juana I de Castilla llegando a Tordesillas con el cadáver de su esposo, Felipe el Hermoso, una trágica noche de marzo de 1509. Felipe lleva muerto dos años, pero el dolor de Juana no le permite enterrarlo. Jamás volvería a salir de Tordesillas, cruzada por la pena y la soledad, con lo ancha que es Castilla…

La imagino llegar son su séquito de muerte hasta la Plaza Mayor, allí donde hoy se encuentra el Ayuntamiento, plaza de soportales y centro de un lugar privilegiado. Tal vez rezar por el alma de su esposo en el Monasterio de Santa Clara, construido en el siglo XIV por Alfonso XI tras su triunfo en la Batalla del Salado. Aunque dicen que Juana jamás quiso pisarlo, allí donde fue enterrado Felipe… aunque su cuerpo ya no estuviera allí, sino en Granada.

Recorriendo sola las callejuelas y plazas de Tordesillas, la calle Santa María con la iglesia del mismo nombre, calle de Arqueros y San Juan, con las Iglesias de San Antolín y la propia de San Juan, y otros templos como el de Santiago y el de San Pedro. Lugares imborrables que vieron quizás los ojos más tristes de la historia de España.

Tordesillas que vivió el dolor de una mujer, que no por ser reina duelen menos las cosas. Una ciudad de patrimonio monumental, de nostalgias y lugares que jamás quedan en el olvido una vez que los visitas. Es imposible no volver la vista atrás cuando marchas de ella por el mismo puente en el que una vez viniste, tú y la reina Juana, un mismo camino para dos siglos distintos.

Foto Vía Gildela

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.