Nunca he pasado tanto frío como en la comarca del Bierzo, en la provincia de León, pero tal vez aquellos días se vieron altamente recompensados con el espectacular paisaje de las Médulas. Históricamente estamos ante la explotación minera de la época romana, una mina al aire libre en la que se trabajó en los siglos I y II y de la que se extrajo más de 800 toneladas de oro.
Todo esto lo sabemos gracias a los escritos de Plinio el Viejo, quien nos hablaba de cómo los ingenieros de la zona utilizaron el agua para explotar los recursos naturales. Hoy en día al visitar las Médulas sólo podemos maravillarnos ante el espectáculo visual.
Ese agua que trajeron los romanos desde más allá de cien kilómetros de estas montañas tuvo efectos fascinantes sobre el paisaje. Este paraje es único, desde el Castillo de Cornatel, que es nuestra primera visita allá encaramado sobre un peñasco, hasta el Lago de Carucedo.
El Castillo de Cornatel estuvo en el siglo XIII en manos de los Templarios. Desde allí nos dirigimos hasta el Lago de Carucedo, rodeado de encinas, castaños, sauces y cañaverales. El paisaje aquí ya comienza a ser sobrenatural. Resulta casi inexplicable cómo la destrucción de un lugar por parte de la explotación romana haya dado paso a esta maravilla de la naturaleza.
Hoy en día las Médulas es Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Os recomendamos acceder a ellas desde el pueblo del mismo nombre, para así ver la Cuevona y la Cueva Encantada. Otro lugar perfecto para tener una vista espléndida de las Médulas es el Mirador de Orellán, al que se puede llegar a través del pueblo de Orella.
A la entrada del pueblo de las Médulas tenéis el Aula Arqueológica, un lugar que deberíais visitar primero antes de acercaros al paisaje de las Médulas. Sobre todo porque os informarán mucho mejor de la creación de esta zona, cuáles fueron las técnicas empleadas por los romanos para la explotación de estas minas y mucho más.
Lo que está claro es que cualquier época del año es buena para ver este lugar. En invierno la nieve suele ser la protagonista y deja ver algunas formaciones fascinantes. En primeravera la vegetación cubre el área y es igual de maravilloso.
Foto Vía César Atanes
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