La Punta del Hidalgo, paraíso de mar en Tenerife

Punta del Hidalgo

Una de las estampas más bonitas que recuerdo de la isla de Tenerife (y tengo muchas) es la imagen del atardecer junto al Faro de la Punta del Hidalgo. El color anaranjado del cielo se superponía al azul impetuoso del mar que chocaba contra las rocas. Un lugar especial del que guardo un hermoso recuerdo.

Estuve allí hace un par de años disfrutando de la calma y el silencio que proporcionan las tardes que preceden al verano. En temporada alta hay mucha gente y tal vez no se extraiga todo el sabor de un rincón diferente, único, el extremo de tierra más adentrado en el mar de toda la isla.

Si estáis mirando vuestras ofertas de vuelos a Tenerife no dejéis escapar la oportunidad de venir hasta aquí. La Punta del Hidalgo pertenece al municipio de San Cristóbal de la Laguna que, si bien en un principio apenas fue un pequeño núcleo de pescadores, hoy se ha convertido en un destino turístico de gran nivel.

Son precisamente muchos los tinerfeños los que se acercan a Punta del Hidalgo, a disfrutar no solo del pequeño oasis de sus calles y plazas, sino también con sus piscinas naturales de agua salada directamente tomadas del océano y los restaurantes de pescado y marisco de los alrededores.

Si en verano está lleno de turistas de todo el mundo, en otoño y en invierno son los surfistas los que cabalgan sobre las olas de la playa. Arropados por un entorno natural privilegiado, es la mejor época para lanzarse en busca de las aventuras que suele deparar este deporte.

Son apenas 2.800 habitantes los que residen en Punta del Hidalgo, en la costa norte de Tenerife. Un lugar desde el que se aprecia fácilmente el rugido del mar y el inicio de la Cordillera de Anaga. Su faro, erigido en 1992, es una de sus siluetas modernas más características.

Resulta un placer perderse unos días por aquí. Si puede ser fuera de la temporada de verano, para estar un poco más tranquilos y llevaros con vosotros la cadencia del mar y los atardeceres. Nada mejor que posarse sobre sus acantilados y oír la historia de amor entre el océano y la isla.

Foto Vía Foto Natura

 

 

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