La Giralda de Sevilla

Giralda

Hoy hemos querido hacer turismo de altura. Y no sólo por el hecho de encontrarnos en uno de los grandes monumentos de España, de los más conocidos, tal vez, sino porque hemos querido subir hasta su cima para contemplar una de las mejores panorámicas de la ciudad. Nos hemos encaramado hasta la Giralda de Sevilla, quizás el mejor lugar para divisar la ciudad.

No hay nada mejor que reservar nuestros vuelos baratos y conocer esta maravilla de la arquitectura. La Giralda de Sevilla es uno de los tres minaretes almohades que quedan en el mundo, junto con los de Marrakech y Rabat, en Marruecos. Esta hermosa estructura se convirtió más tarde en el campanario de la enorme Catedral de Sevilla, concretamente tras la Reconquista, y domina el horizonte de la ciudad.

La Giralda toma su nombre del giraldillo o veleta que tenemos justo sobre nuestras cabezas, en la cumbre de la torre. Antiguamente era el alminar de la antigua mezquita sevillana sobre la que se construyó la Catedral. Construida entre 1184 y 1196, esta torre supone uno de los grandes hitos de la arquitectura almohade.

Está coronada con cuatro esferas de cobre que pueden verse a kilómetros de distancia. Esta torre se usaba tanto para llamar a los fieles a la oración como, lo que hoy hacemos nosotros, observatorio de la ciudad. Fijaros si era tan venerada por los musulmanes que los árabes quisieron destruirla antes de que los cristianos entraran en Sevilla en 1248.

Vista desde la Giralda

Afortunadamente lo impidió el rey Alfonso X, quien declaró que si se quitaba una sóla piedra de la Giralda, todos los musulmanes de la ciudad serían pasados a cuchillo. Lógicamente, se conservó piedra a piedra, convirtiéndose en el campanario de la nueva catedral que comenzó a construirse en 1402.

Durante el Renacimiento se le hicieron varias adiciones a la Giralda. Sobre todo, después del terremoto de 1356, que destruyó las esferas de cobre originales de la torre. Cuatro niveles se le añadieron en la parte superior durante 1560 a 1568, siendo rematada por una escultura de bronce italiano, y el añadido de algunos balcones.

Nosotros nos encontramos precisamente en el lugar donde están las campanas, que es la máxima altura que se puede subir. El alminar almohade original llegaba justo por debajo de la sala de las campanas donde nos situamos. Para subir hasta aquí no hay escaleras, sino una serie de 35 rampas, de inclinación suave, y tan anchas que podrían caber dos guardias a caballo.

Realmente hay que hacer un pequeño esfuerzo para subir, ya que las vistas que se tienen desde aquí de Sevilla no las tendréis en ningún otro lugar de la ciudad. Además, os acompañarán también las cercanas gárgolas de la catedral. La entrada a la torre se puede hacer desde el interior de la catedral, a la izquierda de la Capilla Real, en la esquina noreste. Abre a las mismas horas que la catedral, y el precio es de 8 euros para los adultos, 2 euros para los menores de 26 años, y gratis para los menores de 11 años. Aprovechar los domingos, que es gratis.

Foto 1 Vía Jose Mazcona

Foto 2 Vía Clspeace

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