El Monasterio de San Juan de la Peña en Huesca

Apenas a unos veinte kilómetros de Jaca, en el pueblo de Santa Cruz de la Serós, o lo que es lo mismo en el corazón del Pirineo aragonés, se levanta posiblemente uno de los monumentos que asistió al nacimiento del reino de Aragón. El Monasterio de San Juan de la Peña, situado en la sierra del mismo nombre, en una oquedad de las rocas, es uno de esos rincones que merecen la pena ser conocidos en la provincia de Huesca.

Podéis llegar hasta aquí en coche desde cualquier punto. Podéis aprovechar las numerosas ofertas de vuelos que hay hasta Zaragoza, a 150 kilómetros del monasterio, o hasta Pamplona, a una hora en coche. Este monasterio, el más antiguo también conocido como Monasterio Viejo, fue fundado en el siglo XI con el fin de albergar los restos de los primeros reyes aragoneses.

Para los amantes del arte románico, entre los que me encuentro, este monasterio es toda una joya. En realidad podríamos decir que este monasterio es una especie de dos por uno, ya que por un lado tenemos el Monasterio Antiguo, con su Iglesia Baja del año 920 y la Iglesia Alta de finales del siglo XI, y por otro lado el Monasterio Alto o nuevo, que se construyó a finales del siglo XVII y principios del XVIII.

El Acantilado de los Gigantes en Tenerife

En la costa oeste de Tenerife, concretamente en el pueblo de Santiago del Teide, a una hora en coche de Santa Cruz, encontramos uno de los principales atractivos de la isla, al menos a mi juicio. Se trata del Acantilado de los Gigantes, enormes y hermosas paredes verticales con alturas entre 500 y 800 metros que caen directamente hasta el océano. Toma su nombre de los guanches, quienes también llamaban a los acantilados las murallas del infierno, porque pensaban que el mundo realmente acababa aquí.

Una vez que hayáis reservado vuestros viajes baratos a Tenerife, debéis planificar una excursión hasta Los Gigantes. Al pie de los acantilados se halla una hermosa playa familiar de arena negra volcánica. Para muchos es una de las mejores playas que se pueden encontrar en la costa oeste de la isla. Además, con la vista puesta en esos acantilados el paisaje debe resultar cuanto menos fascinante, ¿verdad?.

Junto a la playa se sitúa el puerto, lugar desde el que podemos tomar una pequeña excursión en barco, la mejor manera para ver los acantilados. Además de las enormes paredes verticales, tal vez tengamos la oportunidad de contemplar los delfines y ballenas que surcan estas aguas del Atlántico. También desde este puerto deportivo se pueden alquilar equipos de buceo y hacer pesca en alta mar. Dicen los expertos que la mejor época para bucear por esta zona se da entre los meses de noviembre y abril.