Es difícil encontrar una ciudad de mayor encanto que Sevilla, sobre todo a la caída de la tarde, cuando el sol se va derramando gota a gota sobre los tejados del centro histórico. Pasear por sus callejuelas, con la vista puesta en el horizonte de la Giralda y el embrujo del Barrio de Santa Cruz es algo único e impredecible.
No desaprovechéis cualquiera de los viajes baratos que podáis encontrar para viajar a Sevilla. Uno de los lugares más emblemáticos, aunque tal vez poco conocido, es el Patio de los Naranjos, un lugar que la mayoría de los turistas encuentran por sorpresa después de visitar la Catedral de Sevilla, como nos pasó a nosotros.
También se puede acceder a este patio a través de la calle de los Alemanes y la Puerta del Perdón. Este lugar es magnífico, envuelto en una calma que no parece de este mundo, con el sonido alegórico del agua que corre en la fuente visigoda del patio. Un bosque de naranjos cubre todo el patio, mientras las paredes están decoradas con grabados sacados del Corán.