Parece mentira que a poco más de media hora de la bulliciosa costa alicantina podamos encontrar un pueblo como el de Castalla. Lo digo así por la relativa tranquilidad que se respira en verano paseando por sus calles, cuando en la zona de Benidorm y alrededores el turismo a veces es bastante agobiante.
Hay quien prefiere reservar sus hoteles Benidorm, pero cada vez son más los que se lanzan en busca de algún pueblo atractivo de la provincia. Castalla, sin duda, es uno de ellos. Solo con apreciar la impresionante fortaleza que le sirve de atalaya nos damos cuenta de la historia que encierra esta zona. Situada sobre un cerro de 780 metros de altura, es uno de los conjuntos más hermosos de la provincia de Alicante.
El Castillo de Castalla fue construido en el siglo XI, aunque su aspecto actual data de las reconstrucciones posteriores llevadas a cabo entre los siglos XIV y XVI. Hoy en día se encuentra en buen estado de conservación, apreciándose del conjunto el lienzo de las murallas, la Torre del Homenaje y el palacio, además de otra serie de torres, dependencias y aljibes.