El río Guadalquivir se pasea casi con entusiasmo por la provincia de Córdoba. Son muchos los pueblos pintorescos que, a lo largo de los siglos, han asomado sus blancas casas a las aguas de este padre líquido de Andalucía. Entre ellos hoy visitamos Montoro, situado a poco más de cuarenta kilómetros al noreste de la capital cordobesa.
Montoro se asoma al Guadalquivir como un eterno mirador blanco. Por aquí ya pasaron los griegos y los árabes, quienes la denominaron Hisn Muntur. Precisamente de esta última época data su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico. De ahí que si tenéis vuestros hoteles en Córdoba y queréis hacer alguna excursión por la sierra cordobesa, Montoro sea un reclamo más que interesante.
Sobre todo porque tiene un patrimonio de valor notable. Hay que perderse por sus callejuelas empedradas en busca de pequeñas joyas como la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, construida a finales del siglo XVII, y que alberga una colección muy interesante de pintura del siglo XVIII.
Dejando atrás este templo hay otros edificios religiosos a destacar en Montoro, como la Iglesia de Santa María de la Mota, que tiene su origen en el siglo XIII y al que aún se le pueden apreciar sus detalles mudéjares; además de la Capilla de San Juan de Letrán, de la que destaca su preciosa cúpula de estilo rococó, y cómo no la Iglesia de San Bartolomé, de finales del siglo XV, con su magnífica torre campanario.
Al asomarse al Guadalquivir, y como casi todos los pueblos de esta zona que así lo hacen, Montoro deja como símbolo a su Puente de las Donadas. Este fue construido a finales del siglo XV gracias a las donaciones que las gentes del pueblo hicieron para sufragar los gastos de las obras (de ahí su nombre).
Remataríamos la visita a Montoro con las visitas al Museo Arqueológico Municipal, que encontramos en la Iglesia de Santa María de la Mota; el Ayuntamiento del siglo XVI; y la célebre Casa de las Conchas, una casa muy curiosa ya que está enteramente decorada con conchas marinas. Pertenece a Paco del Río, un señor natural de Montoro, aficionado a coleccionar conchas, y que ha hecho de su propia casa todo un elemento turístico.
Foto Vía Soy Viajero
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