Olas envueltas en blanca espuma rompen en el Atlántico contra las escarpadas rocas de la Illa do Faro, en las Islas Cíes de la costa de Galicia. Subir por el camino en zig-zag que os lleva precisamente hasta el faro, ubicado en la parte superior de esta isla rocosa, y quizás podáis ver las mejores vistas de la tierra y el mar que jamás hayan visto vuestros ojos.
Muy por debajo, las olas siguen chocando en eterna corriente contra las rocas. La gran ría de Vigo, con el puerto de la ciudad, se extiende hacia el este. Al norte y al sur se suceden los afloramientos de rocas escarpadas que conforman el paraíso de las Islas Atlánticas de Galicia.
Nos queda ahora descender desde el faro hasta el abrigo de la isla. Un largo tramo de arena blanca nos sale al paso, la playa de Rodas, donde las familias buscan el acomodo del baño del sol y del mar. Detrás de la playa hay una laguna llena de peces. En el bosque de pinos cercano a la playa hay un camping en donde poder acampar. El restaurante de la isla ofrece un menú con mariscos locales, y un kiosko en plena playa nos ofrece mapas de isla y rutas dirigidas por los guardabosques.
Las Islas Atlánticas han sido designadas Parque Nacional por su belleza natural y su vida silvestre. Habitadas en el pasado, ahora sólo se llenan en los meses de verano, cuando los ferrys vienen cuatro veces al día desde Vigo. Sólo se permiten 2.200 personas al mismo tiempo en las islas, por lo que es mejor llegar temprano para tomar el primer viaje de la mañana.
El embarcadero del ferry está situado junto a la playa, por lo que nada más llegar podéis situaros en la propia playa, o quizás abordar algunas de las rutas que se pueden hacer. Hay cuatro de ellas señalizadas y conocidas, que van desde una hora de caminata a tres, la que tiene como destino la subida al faro.
Independientemente de lo que elijáis, las Islas Atlánticas son un lugar muy hermoso y memorable para visitar. No os lo perdáis.
Foto Vía Flickr
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