Los arcos del Pópulo, barrio de Cádiz

Arco de los Blanco

Si Cádiz por su carácter trimilenario es una de las ciudades más antiguas de España, el barrio del Pópulo es el más viejo de la ciudad. Hay otros rincones emblemáticos en la capital gaditana, como la Viña, Santa María o el Mentidero, pero el lugar en el que nos encontramos hoy tiene también su encanto especial.

Situado a la entrada del casco histórico, entre el Ayuntamiento y la Catedral, podemos acceder a él a través del Arco del Pópulo, uno de los tres que aún quedan de la antigua muralla medieval de la ciudad. Si estáis mirando vuestra selección de hoteles en Cádiz online este paseo resulta más que imprescindible.

Dicho arco data del siglo XIII y es también una de las viejas puertas que Cádiz tenía abiertas hacia el mar, que se respira en todos los rincones y recovecos de este barrio empedrado. Aquí late la historia del Cádiz antiguo. Entre sus muros han paseado fenicios, púnicos, romanos, árabes… civilizaciones que han engrandecido a la Tacita de Plata desde sus orígenes.

Fue allá por el siglo XII cuando Alfonso X el Sabio decide erigir la muralla de Cádiz. Si bien en su origen este arco se llamaba Puerta del Mar o Puerta de la Villa, recibió su nombre actual debido a un lienzo al óleo de la Virgen del Pópulo Romano expuesto en una hornacina abierta en el muro.

El segundo de los arcos de este barrio es el Arco de la Rosa, antigua puerta oeste de la ciudad y que también formaba parte de las murallas medievales del siglo XIII. Fijaros en el saliente de la parte superior, un curioso enclave desde el que se lanzaba al enemigo aceite hirviendo para que no entraran en la ciudad.

El último de los tres arcos que visitamos es el Arco de los Blanco, antiguamente conocido como Puerta de Tierra ya que era el lugar por el que desde Cádiz se accedía a tierra firme. También construido en el siglo XIII, lleva el nombre de los comerciantes Blanco quienes, en el siglo XVII, mandaron construir la Capilla de la Virgen de los Remedios.

Hay otros muchos monumentos en este barrio, como el Teatro Romano, la Catedral Vieja, la Torre del Sagrario o las casas del Obispo y el Almirante. Sin embargo pasear por sus callejuelas y disfrutar de su sabor añejo es tal vez su principal encanto.

Foto Vía Nazareno de Santa María

 

 

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