La Mezquita de Córdoba

Mezquita de Cordoba

A decir verdad, fascina la Mezquita de Córdoba. Pocos son los calificativos que faltarían para darle a este maravilloso legado musulmán de aquella Córdoba califal del siglo VIII. Tan impresionante resulta que en su interior se ubica hoy la Catedral de Santa María de la Asunción. Hoy queremos conocerla un poco más.

Ya en el lugar de la mezquita había un templo romano dedicado a Juno y una catedral visigótica dedicada a San Vicente de Zaragoza. Pero llegaron los musulmanes en el siglo VIII, y construyeron esta maravilla, Más tarde, en el siglo XIII, los cristianos aprovecharían el lugar para hacer su catedral.

Dos siglos se tardó en construirse esta mezquita. Hay que decir que, durante el reinado de Abd al-Rahman II en el siglo IX, la Mezquita de Córdoba albergaba una copia original del Corán y una reliquia de un hueso del brazo de Mahoma, por lo que se convirtió en un importante lugar de peregrinación musulmana.

Al concluir los trabajos de construcción, había en la ciudad alrededor de mil mezquitas. En el siglo XIII, Fernando III de Castilla conquista Córdoba, y hace de la mezquita un lugar de culto cristiano. A partir de esta época, la mayoría de reyes cristianos fueron elaborando la construcción de una catedral en el interior de la mezquita.

Resulta impresionante visitar este conjunto, Patrimonio de la Humanidad desde 1984, junto con el centro histórico de Córdoba. Sobre todo sus arcos gigantes y su bosque de columnas, un total de 856, aunque en su origen fueron hasta 1293, la mayoría de ellas de mármol y granito.

Sin embargo, uno de los grandes elementos de esta mezquita es su mihrab, con su cúpula llena de mosaicos bizantinos, construido en el siglo X. Fue allí donde una vez se colocaron las reliquias de Mahoma y la copia original del Corán. Enfrente del mihrab se halla la maqsurah, una especie de antesala para el califa y su corte, auténtica obra de arte de la arquitectura musulmana.

Al salir de la mezquita no dejéis de visitar el hermoso Patio de los Naranjos y su hermosa fuente. Da gusto venir aquí en primavera, cuando el perfume a azahar estalla contra las paredes silenciosas de la mezquita. Por último, echamos la vista atrás para ver la Torre del Alminar, desde donde se llamaba a los fieles a la oración. Hoy en día se puede subir hasta la cima para ver unas vistas panorámicas de Córdoba excepcionales.

Foto Vía Javier 1949

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