Lo que son las cosas cuando llegas a una isla por primera vez y apenas conoces de ella lo que te ha contado algún amigo surfero de sus playas. Fuerteventura es un paraíso para aquellos que gusten de disfrutar de vacaciones en la costa. Recientemente, incluso, la isla ha sido galardonada entre las mejores costas de Europa. Así que, por algo será, ¿no?
Hasta aquí llegan turistas de todo tipo. Desde los extranjeros que vienen en avión o en sus cruceros buscando tostarse al sol, surfistas y otros aventureros, hasta los que prefieren un turismo más tranquilo de playa, piscina, hotel y un poco de senderismo. Yo me considero de estos últimos y por eso pude descubrir la pequeña joyita de Ajuy.
Este pueblo pesquero se halla en la costa oeste de Fuerteventura, a cincuenta kilómetros de Puerto del Rosario, la capital de la isla y muy cerca de Pájara, uno de los principales destinos turísticos de la zona. Ajuy es, para que se entienda, el rincón más tranquilo de esta amalgama de turismo que es Pájara. Su pequeña playita de arena negra es íntima y familiar, coqueta y sencilla, encantadora.