El Castillo de Peñíscola

Muchos se traen en la memoria la estampa de una ciudad de playas, hoteles y buen ambiente. No es para menos, pues Peñíscola es uno de los grandes destinos turísticos del verano. Sin embargo, desde muchos siglos antes que aquí se pensara en ser un icono de la temporada estival, ya el horizonte de la ciudad estaba dominado por la imponente figura de su castillo.

Si tenéis pensado reservar vuestros hoteles en Peñíscola, seguro que desde cualquier punto de la misma veréis el sólido pñasco sobre el que se asiente la antigua fortaleza. Cuenta la historia que este castillo ha sido, junto al Vaticano y el Palacio de los Papas de Avignon, el único lugar que ha sido Sede Pontificia, hecho que por sí solo ya le hace merecedor de una visita detallada.

Se comenzó a construir a finales del siglo XIII, y apenas se tardaron doce años en concluir las obras. Fueron los caballeros templarios los que corrieron con los gastos, lo que, gracias a sus ingentes recursos económicos en la época, propició que se tardara relativamente poco en la construcción.