La exhuberancia del verde de Galicia tiene su pequeño paraíso en Castro Caldelas, un pequeño pueblo de la provincia de Orense, situado a unos cincuenta kilómetros de la capital orensana. Llegar aquí es asomarse plenamente a la belleza de la región, con la espesura arbolada que se sumerge en el encanto de los cañones del río Sil.
Casi hundido en su mar de bosques, y emergiendo con la silueta de su castillo, Castro Caldelas es un lugar incalculable para vivir el turismo rural en Galicia. También se halla muy cerca de Manzaneda, la única estación de esquí gallega, en la que disfrutar de la nieve en invierno.
Nosotros hoy nos quedamos en los recovecos de este pueblo, imbuídos por el sugerente paseo que nos ofrecen sus pequeñas callejuelas. Algunas de ellas nos conducen directamente hasta el Castillo de Castro Caldelas, hoy reconvertido en museo. Fue construido en el siglo XIV, y dispone de Torre del Homenaje, la Torre del Reloj y la Torre de la Cárcel. En su interior se nos cuenta su historia, convulsa con las revueltas irmandiñas y la Guerra de la Independencia.