Zamora, la leyenda del románico

Zamora

Es un lujo que tenéis que aprovechar en la primera ocasión que tengáis. Pasear por Zamora, tan sencillo como eso. Una ciudad que guarda celosamente, y con el cariño de una madre, el primoroso pasado medieval que albergan unas piedras gastadas por el crujido del tiempo. Es imposible perderse en Zamora. Mejor dicho, cambiemos la frase. Perderse en Zamora es un imposible repiquetear de iglesias, castillos y palacios…

Zamora es deliciosa en todos los sentidos, incluso en el paladar y la gastronomía. Veréis museos de todo tipo, los más llamativos los que se centran en la historia y la cultura local de la ciudad. La imagen de postal que se nos quedará graba de nuestra visita a Zamora es la de su enorme Catedral, con su cúpula dorada y su hermosa torre de piedra colorida.

Fue levantada en un tiempo récord, entre 1151 y 1174. Cuando la veáis os preguntaréis cómo pudo haber sido construida en tan poco tiempo. Originalmente se elaboró en estilo románico, aunque hoy en día, la fachada principal es renacentista, y con mucha de su piedra preciosamente tallada.